El autocaravanismo aparece en Europa a finales de los años sesenta del siglo pasado en países pioneros como el Reino Unido, Alemania, Francia e Italia. Desde entonces el número de vehículos ha ido en constante aumento hasta superar el millón de unidades. España se suma a estos países a comienzos de los años noventa y cuenta actualmente con un parque cercano a los 30.000 vehículos, a los que se suman los más de 200.000 que visitan el país a lo largo del año, algunas de paso a países como Marruecos o Portugal.
Este incremento en el número de autocaravanas en España ha puesto de manifiesto, sin embargo, la necesidad de introducir las mejoras necesarias en materia de reglamentación, infraestructuras, señalización, servicios y planificación turística sobre dichos vehículos, a diferencia de lo que sucede en otros países europeos con más tradición, así como el desconocimiento general de la autocaravana por la sociedad.
El actual momento del fenómeno autocaravanista y las perspectivas de futuro en lo que se refiere a su crecimiento, tanto en España como en el conjunto de Europa, demanda, por lo tanto, revisar la normativa de tráfico, considerando la movilidad en autocaravana como una alternativa más de desplazamiento.
Debe tenerse en cuenta que esta actividad ha ido desvinculándose progresivamente en toda Europa de la relacionada con el camping, el campismo, el caravaning y la acampada, ya que la autonomía del vehículo genera una demanda de movilidad diferente a la del resto.
En este sentido pues, es necesario que, desde los distintos niveles de la administración central, autonómica y local, se adopte un papel activo en la ordenación de la movilidad en autocaravana con el fin de corregir las disfunciones que existen actualmente y, al mismo tiempo, satisfacer las necesidades de un sector socioeconómico en expansión.